El mejor café es el que a ti te gusta, preparado de la manera que prefieras y acompañado con lo que quieras.
De origen africano, extendido por los musulmanes y popularizado por los europeos el café ha sido una bebida que ha cautivado a innumerables generaciones. Ya sea por su sabor, su aroma o sus propiedades para mantener alerta los sentidos nuestro mundo no podría pensarse sin esta bebida.
El café llegó a Europa en el siglo XVII, donde poco a poco se insertó en aquella sociedad dominada por el pensamiento católico que, en un principio, no lo veía buenos ojos. Para el siglo XVIII las cafeterías eran algo normal y llegaron a convertirse en puntos de encuentro para entusiastas políticos y todo tipo de pensadores ilustrados, una dinámica que se mantuvo hasta el siglo XX.
El siglo XIX implicó un aumento en el consumo a nivel mundial así como la diversificación de productores: Colombia, México, Brasil, Guatemala, Indonesia, etc.
Actualmente el café está en gran parte de nuestra vida, desde la taza mañanera hasta una buena charla con amigos, esta bebida es algo tan cotidiano que casi nunca paramos a pensar en todo lo que hay o puede haber detrás.
A continuación, algunas formas para preparar y degustar un rico café (como lo prefieras, ya sea con azúcar, con leche o solo porque en gustos se rompen géneros):
Cafetera italiana
Para un café expreso de manera cuasi-artesanal. Nunca a fuego máximo y entre menor intensidad del fuego más concentrado el sabor final.
Prensa francesa
Para muchos la mejor técnica de extracción, donde se obtienen todos los sabores del grano. Toma su tiempo, pero es de mis favoritas.
Pour-over
Un método que recientemente se ha popularizado, básicamente es un filtrado de café casero para obtener un sabor entre prensa francesa y clásica cafetera de filtro.
Cafetera de expreso
La reina de las cafeteras con la que se obtienen nuestras bebidas favoritas: latte, capuchino y americano aunque, claro, todas comparten una misma base: el café expreso (o espresso)
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