Al escuchar la palabra Unión Soviética no es lo más común pensar en el arte producido por el autodenominado socialismo real.
Tras la revolución de octubre y la eventual consolidación de un régimen con aspiraciones socialistas las vanguardias irrumpieron en el mundo. Estas formas de expresión se mezclaron con las ideas y motivaciones de muchos de los participantes en la formación del nuevo régimen, lo que dio lugar a manifestaciones artísticas muy peculiares.
Un ejemplo del alcance de las vanguardias. Autoría: Alexander Rodchenko
Sin embargo, la consolidación de Stalin como líder del PCUS y dirigente de la URSS se acompañó de de excesos y persecuciones sociales de las cuales no estuvieron exentas las manifestaciones artísticas. Como resultado, muchas expresiones heredadas de las vanguardias fueron severamente castigadas mientras que otras ganaron terreno entre lo que podría llamarse “el arte permitido”.
Como resultado, la corriente que terminó por imponerse como la predilecta fue la que se autodenominó realismo socialista.
De manera general esta corriente fue una variación del realismo, donde la exaltación a los valores socialistas (aceptados por el régimen) fueron el eje rector de las obras.
También se apeló a la exaltación de la revolución de octubre y sus dirigentes: Lenin y Stalin. [Con lo que se consumó la estrategia para desaparecer a Trotski de la historia soviética]

Tras la Segunda Guerra Mundial el realismo socialista sirvió para reforzar el sentimiento patriótico de lucha contra el fascismo y más adelante se adaptó desde una perspectiva de lucha artística contra el capitalismo.

Pese a que la corriente surgió en la URSS su impacto se extendió a otras regiones y países que también adoptaron un régimen con aspiraciones socialistas, por ejemplo, la República Popular China.
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